Un robot submarino sin combustible cruza el Atlántico y llega a Galicia desde USA
Estudiantes de Nueva Jersey lanzaron en abril el primer robot submarino autónomo que cruzará el océano Atlántico.
Cada vez más cerca de las costas gallegas, un pequeño artefacto amarillo está a punto de convertirse en el primer robot submarino en cruzar el océano Atlántico, sin necesidad de combustible y con una batería que le da autonomía propia.
El pasado 27 de abril, estudiantes y científicos de la Universidad Rutgers lo lanzaron desde la costa de Nueva Jersey. Ahora, su Caballero Escarlata reclama la atención de Fomento al otro lado del charco. Mientras un satélite controla su avance, Puertos del Estado participa en el proyecto con su sistema de radares y boyas para corregir la trayectoria del prototipo.
Su llegada a Galicia está prevista para finales de año. Sería un curioso regalo navideño, y desde el Ministerio ya tienen en mente el escenario perfecto para ir a recogerlo: les gustaría que apareciese en Baiona, como homenaje a esta carabela del siglo XXI más de 500 años después de que la Pinta de Martín Alonso Pinzón llegase al puerto pontevedrés.
En línea recta, la distancia constante entre Tuckerton, Nueva Jersey, y el cabo Touriñán, que es el punto más occidental de España, es de 5.323 kilómetros. El planeador, que se autopropulsa con sus aletas y entra y sale del agua de manera cíclica, recorre aproximadamente 0,58 millas por hora. A esa velocidad y si el punto de llegada fuese finalmente Touriñán y no Baiona, los estudiantes calculan que le llevaría unos ocho meses, alrededor de 240 días, cruzar el Atlántico. Hoy lleva 167 recorridos, por lo que su contacto con tierra está previsto alrededor del 23 de diciembre, aunque en los foros de la universidad son muy optimistas y creen que la meta podría alcanzarse a principios de mes. Los estudiantes del Laboratorio de Observación Costero de Rutgers son sus pilotos.
Cómo surgió el desafío
Hace algunos años, los profesores de la Universidad de Rutgers Scott Glenn, Oscar Schofield y Josh Kohut, asistieron a un taller en Europa para promover colaboraciones oceanográficas internacionales con los países europeos. Otro de los asistentes era el doctor Richard Spinrad, de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA). Una tarde, se reunió con los profesores para desafiarlos con lo que describió como “una misión de importancia nacional”.
El aparato lleva dentro 117 cartas de niños de 45 aulas de diez estados americanos
En aquel momento, los científicos de Rutgers ya habían empleado este tipo de planeadores submarinos Scolum para recorrer el mar de forma autónoma, sin combustible. Lo habían hecho satisfactoriamente en lugares de todo el mundo, como el Mediterráneo, las costas de Florida o Hawái. Las misiones duraban más de un mes, en distancias de unos 500 kilómetros. Pero el doctor Spinrad tenía preparado un desafío mayor: “Sería bueno para su país que intentasen que un prototipo cruzase el Atlántico”, les dijo, como proyecto para los usos que pueda tener este invento en el futuro.
Desde la universidad estadounidense aseguran que “para ser competitivo en el mercado global, es esencial que los estudiantes de hoy estén motivados y aprendan habilidades para competir en el mundo” con el resto de expertos. “El lanzamiento del Sputnik estimuló a una generación entera de científicos, ingenieros y profesores. Necesitamos un nuevo Sputnik para crear una generación nueva de estudiantes estimulados en los campos de la tecnología y la ciencia”, apuntan.
Antes del Caballero Escarlata, tuvieron otro intento fallido de cruzar el Atlántico con el planeador RU17 , que perdieron cuando estaba muy cerca de las Azores. Este error les dio muchas pistas de lo que debían mejorar para que el proyecto saliese mejor, y ahora lo han perfeccionado.
En el interior de este pequeño caballero amarillo hay 117 cartas de estudiantes pertenecientes a 45 aulas de colegios de diez estados norteamericanos. En la primera misión las misivas eran más, pero esta vez redujeron su número para aumentar el espacio para la batería del aparato. Ya hay cientos de cartas de niños en el fondo del océano, pero esta vez está previsto que los mensajes en esta moderna botella lleguen a las costas gallegas.
12/10/09
XORNAL DO GALICIA
Extraído del boletín semanal Nº41 de la Fundación Nuestro Mar